Apreciar la tranquilidad
La vida tranquila es algo subvalorado. Vivimos en un mundo tan lleno de drama que solo cuando algo interrumpe nuestra tranquilidad nos damos cuenta de lo valioso que es.
En Panamá, un centro comercial que me gusta mucho es Multiplaza. Me parece que es una mezcla entre ajetreo y calma a la vez. Y por lo general, cuando uno está por ahí en distintas épocas, hay un rush personal que cada quien lleva. Pero siempre me quedo pensando que, cuando no estemos aquí, en este punto específico donde estoy ahora, la vida y el ajetreo seguirán. No con nosotros, pero ahí seguirán pasando cosas. Solo pensarlo me parece surreal, extraño y hasta atemorizante desde el punto de vista humano.
En un podcast, hace poco, soltaron una frase que, a mi parecer, fue muy fuerte: uno puede tener muchos problemas, pero cuando se tiene un problema de salud, ese problema se vuelve tu único problema. Y pensé: wow, qué miedo. Cómo cambia la perspectiva.
Y así mismo, cuando algo altera la tranquilidad, eso se vuelve nuestro principal problema.
Este post no busca llevar a una conclusión ni dar recomendaciones, sino simplemente reflexionar sobre cómo debemos cuidar nuestra tranquilidad —aburrida o no— de los factores que sí podemos controlar. Y valorarla mucho. Sobrevalorarla.
Comments ()